jueves, 28 de agosto de 2014

It´s a small world


Recibí la petición hace un par de semanas. Hasta ese momento me había abstenido prudentemente de preguntar quién sería el padrino de Nuria y me había limitado a organizar todo lo  relativo a la parte musical de la celebración. A pesar de todo, no me extrañó que pensaran en mí, me ilusionó y, sin embargo, les pregunté si estaban seguros de que fuese yo la persona adecuada.

Normalmente la significación religiosa se diluye y estas cosas suelen limitarse a un mero trámite, la foto, el recuerdo bonito y la garantía de concesión de ciertos privilegios, caprichos y regalos a perpetuidad. Yo les dije que, si habían pensado en lo que realmente suponía esto de bautizar a la niña,  estaría encantado de ser su padrino. Al fin y al cabo, conocer a Jesús y poder entender la vida desde la poética del Evangelio es uno de los mayores regalos que he recibido y, en este momento en el que estoy a punto de lanzarme a la aventura de dedicar tres años de mi vida a trabajar por la Iglesia con intensidad y pasión, nadie podría pensar que esto sea una simple anécdota para mí.

“trataré de educarla en una relación totalmente libre con Dios, y la acompañaré en su búsqueda para que sea ella quien pueda vivirlo íntima y libremente.”

Acercarse a la experiencia de Dios desde la libertad es un gran desafío en esta cultura fuertemente secularizada en la que, a menudo, lo religioso se vive con rechazo e incomprensión debido a inercias históricas y a prejuicios forjados en el seno de la oscura España del nacionalcatolicismo.

Sin embargo, la conquista libre del pensamiento, la opción personal y la verdad requieren, desde mi punto de vista, la apertura  al mundo y a la multiplicidad de respuestas y formulaciones que la historia nos brinda. Y esta historia es, también, una historia personal.


En la presencia risueña e inocente de Nuria cristaliza una corta biografía de fragilidad, debilidad y de profundo deseo y espera en la que no es difícil encontrar a ese Dios que se encarna en el amor gratuito, irracional e incondicional:

"Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; 
antes de que salieras del seno, yo te había consagrado
” (Jr: 1,5)

En los días previos al enlace y al bautizo miraba a mi sobrina, ajena al ajetreo que se vivía a su alrededor, jugando con varios muñecos en lo que podría ser una pequeña guardería de las culturas. Ella observaba, con una cierta desconfianza que fue venciendo a los pocos minutos, a varios bebés de diferentes colores y rasgos étnicos: uno negrito, otro oriental y otra de facciones indias. La imagen me trasladó a aquel pequeño mundo de muñecas de Disneyland Paris ( “It´s a small world after all”) , el sueño de una humanidad unida y sin fronteras, con engranajes de porcelana girando al ritmo de los sonidos de la infancia.



Esa primera e inocente idea de la humanidad, primigenia y sin doblez  (como decía Mandela “Nadie nace odiando al otro por el color de su piel, su procedencia o religión. La gente aprende a odiar y, si pueden aprender a odiar, también pueden aprender a amar") me remite mucho a mi vivencia profunda del Evangelio como búsqueda y encuentro de la belleza en la comunidad universal.



Por eso, como regalo, no supe ofrecerle nada mejor que varias de las piezas musicales iniciáticas de este lenguaje tan universal y atemporal que tuve la suerte de descubrir antes incluso de aprender a leer.


Y como deseo y compromiso,  acompañar a Nuria para que descubra al Dios del encuentro y de la familia que trasciende las fronteras del parentesco biológico (“¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” Mc, 3,33) para reconocer el rostro del hermano en los cercanos, los lejanos, los recordados y los olvidados.

sábado, 23 de agosto de 2014

Pronóstico del tiempo





Probablemente de un tiempo a esta parte
olvidarás la música. Los versos
se estarán oxidando en los reversos
de páginas gastadas de nombrarte.
Tu vida seguirá ordenadamente
funcionando. Los nombres y las fechas,
las llamadas, las camas recién hechas,
la cómoda rutina del presente.
Al verte serás otra y al mirarme
morderás la conciencia tan intensa
para seguir andando. Si algún día,
frente a frente, no evitas encontrarme
no te avergüences si te enciendes. Piensa
que yo seguiré ardiendo todavía.






martes, 12 de agosto de 2014

Estrellas rotas



Durante todo el día de hoy lleva rondando por mi cabeza una escena de La dolce vita que, en medio del onírico imaginario del universo simbólico de Fellini, supone, por su descarnado realismo y visceralidad, una patada en el estómago que me revuelve y me sobrecoge cada vez que la reviso.




En una de las fiestas que ilustran el peregrinaje de Marcello por la noche romana, el protagonista asiste a una velada en la casa de su amigo Steiner, acaudalado intelectual de profundas ideas religiosas y filosóficas.
Para Marcello, periodista mediocre y sumido en una búsqueda de sentido, Steiner representa, rodeado de su mujer y de sus hijas en la calidez del hogar familiar, la realización personal y la felicidad más plena.


Cuando, el día después de la fiesta, recibe una llamada telefónica que le  comunica que Steiner se ha suicidado tras asesinar a sus hijas, el espejismo de la felicidad y el sueño de esperanza, redención y sentido que representaba su amigo se hacen añicos ante el golpe seco y frío que le asesta la dura realidad.



Muchos hemos amanecido hoy con esa sensación al recibir en las redes sociales y en los medios de comunicación la noticia de la muerte del actor Robin Williams.
Uno de los rostros que, en la infancia de tantos de nosotros, ha representado la ilusión primigenia, la libertad y la victoria del idealismo, se apagaba en la oscuridad de ese sufrimiento y soledad indescifrables que llevan a una persona a asumir la derrota definitiva ante la incomprensión de todos.



Y es curioso que, en estos días en los que el planeta se tambalea ante desgarradores dramas colectivos como el exterminio de Gaza, la persecución de cristianos en Irak o el brote del  Ébola en Sierra Leona,  el mundo entero se haya conmocionado con el desenlace de este otro drama individual y silente.  Normal, por otro lado, si pensamos que un actor de este carisma se había ganado un puesto de honor en nuestras casas a lo largo de los años y sus personajes habían puesto palabras a nuestra historia, a nuestra vida, a nuestra memoria colectiva.



Parece fácil simplificar el asunto hablando de las consecuencias de la fama, el dinero, las drogas o el alcohol,  pero intentar asumir la derrota de una vida así nos debería llevar a asomarnos con comprensión a lo insondable del sufrimiento humano donde muchas son las preguntas y pocas las respuestas.

Acercarnos a un mundo que gira con ritmos vertiginosos de información, de imágenes y de sensaciones, de titulares y juicios rápidos y en el que, tras el maquillaje de la rutina y la normalidad más asentada, se esconden personas rotas que encierran sus dramas individuales en la más oscura de las soledades.




Para mí no ha sido tanto el profesor idealista de El club de los poetas muertos o el periodista vitalista de Good Morning Vietnam, sino el padre entregado e inconsciente de Señora Doubtfire y, sobre todo,  el Peter Pan de Hook, ese adulto que abandonó los sueños de la infancia en un cajón de oficina para hacerse adulto pero supo rectificar y aprender a creer de nuevo en la vida como la más fantástica de las aventuras.

Hasta siempre.


viernes, 8 de agosto de 2014

Sharon Tate



Plano general, picado,
desciende la nieve espesa
y lentamente se funde
con tu efímera belleza.
Tiñe la sangre los créditos
y en las portadas de prensa
tu mirada de cristal
se congela y se hace eterna.

Estrella de un solo día,
princesa de los sesenta.
Tus pechos de porcelana
y tu apolínea silueta
estallan bajo una fiebre
de satánica demencia
que arranca sin previo aviso
la juventud y la espera.

Se derrama la semilla
gritando de mil maneras
en el abismo sin alba
que custodian tus caderas.
Dulce y tierna sepultura
tu vientre de primavera.

La fama se nutre hoy
de trágica coincidencia
levantando monumentos
por esta crónica negra.

Se detiene el calendario
en esta  fecha funesta
y se detienen los ángeles
ante la doncella muerta.



      Sharon Tate fue una modelo y actriz estadounidense que actuó en varios largometrajes a finales de la década de los sesenta. Su prometedora carrera, su belleza y sus esperanzas de una vida compartida junto a su marido, el director polaco Roman Polanski, se vieron truncadas cuando, la noche del 8 de agosto de 1969, los seguidores de Charles Manson y su grupo  "la familia" irrumpieron violentamente en la casa del matrimonio asesinando brutalmente a la actriz, al hijo de ocho meses que esperaba en su vientre y al resto de lo asistentes.


miércoles, 6 de agosto de 2014

El país de los puros


El país de los puros
es una tierra remota
que se acuesta con la luna
y se levanta en la sombra.
Esta luna verde y blanca
acuna sin distinciones
la mixtura de las razas,
los colores, las fragancias,
las plegarias que se alzan
ardorosamente a un cielo
huérfano de dioses libres,
preso de fervor y rabia.

El país de los puros nació
en el campo de batalla
con destino de frontera
y con vocación de plaza.
En sus muros se deshace
la memoria abandonada
de los nombres que cayeron
deshojados de la patria.

Una mañana desnuda
la libertad se levanta,
se quita el velo, se yergue
y se ciñe las sandalias.
En el desierto sin tregua
la desuela la mirada
atravesada de un niño
que la increpa sin nombrarla.
¿Quién te ha robado la voz?
¿Quién te quita la esperanza?
El silencio de las bombas
que sepulta las palabras.



Fotografía: Cathal McNaughton.